En Silicon Valley los escritorios para trabajar de pie se pusieron de moda hace ya unos años. Fueron varias las razones, pero sin duda, esa ciencia que llamamos ergonomía tuvo mucho que ver. Hartos de oír que el sedentarismo es la gran pandemia del siglo XXI, los diseñadores de muebles de oficina consideraron que era hora de hacer gala al apellido de uno de nuestro antepasados prehistóricos alzando las mesas para trabajar de pie. ¿Por qué? Para hacer frente a todas esas consecuencias de sobra conocidas que conlleva la ausencia de movimiento en el quehacer diario. Porque, seamos sinceros, ¿Cuántas personas que trabajan en oficinas cumplen los ejercicios que recomiendan los responsables de salud laboral?, ¿Cuántas se levantan cada dos horas de su puesto de trabajo como aconsejan los expertos? Esos hábitos poco saludables fueron los responsables de un giro de 180 grados en la manera de diseñar los espacios destinados a los escritorios.
Pero la revolución de los standing desk ha ido más allá. Buda o Aristóteles, sin tener ni idea del diseño de muebles para oficina, nos advertirían con bueno ojo, sin embargo, de que pasarse al otro extremo no es el camino más adecuado. Es decir, tampoco es una solución trabajar todo el día de pie. De hecho, la clave es encontrar el equilibrio, calibrar cuándo el cuerpo y la mente nos invitan a levantarnos y cuándo a sentarnos. En este contexto, la tecnología y el diseño ya han hecho su trabajo y nos lo han puesto en bandeja. Mobility, la mesa de lo arquitectos de Actiu, es un buen ejemplo. Un escritorio versátil y elevable que permite a cada persona diseñar su propio espacio de trabajo a su gusto. No hay límites de altura, aunque siempre es bueno tener en cuenta que a primera hora de la mañana y después de comer, para que la pereza no nos ancle, es mejor comenzar la jornada de pie y, ¿por qué no?, también con una sonrisa. ¡Arriba esos ánimos!